jueves, 23 de diciembre de 2010

Un paciente de 57 años yace enfermo, sin esperanza, en la cama de un hospital. Diagnosticado de una enfermedad pulmonar avanzada, suplica a su mujer que le dé un cigarrillo, por increíble que parezca. El humo del tabaco ha devorado sus pulmones y la dependencia a la nicotina creció hasta la esclavitud, le sacrifica la vida.
Cuando los médicos hablamos del tabaco y de sus riesgos no debemos parecerles muy realistas a los fumadores. Es imposible hacer comprender tales riesgos sin mostrar personas que están muriéndose.
Todavía no se ha logrado responder a la pregunta de por qué la inmensa mayoría de los fumadores se hacen adictos a la nicotina y adquieren una conducta tan desadaptada que les lleva en muchos casos a la autodestrucción. Misterio, atractivo y desconcertante a partes iguales, y un problema, real y contaminado, cuando el mismo Estado que dicta normas sanitarias frente al tabaquismo, recauda miles de millones de euros con los impuestos de los cigarrillos.
No hay que andarse por las ramas. La Ley 28/2005, que regula actualmente las medidas sanitarias frente al tabaquismo, recoge la mayoría de las actuaciones que se han demostrado eficaces en el control del tabaquismo, pero la realidad tiene poco lustre. Todavía no se han alcanzado los objetivos que se deberían conseguir si realmente se quiere disminuir la prevalencia tabáquica. Con los datos disponibles en la actualidad, los resultados no sugieren un impacto positivo sobre los indicadores sanitarios de consumo de tabaco: la prevalencia actual de fumadores, ex fumadores y no fumadores se mantiene prácticamente igual a los datos de 2003, tanto en hombres como en mujeres, y queda sin aclarar suficientemente si se ha producido una disminución de la mortalidad asociada al consumo de tabaco.
Ojalá que la próxima entrada en vigor de la normativa que modificará la vigente ley logre proteger de manera efectiva a todos los ciudadanos contra el humo del tabaco y sus consecuencias.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

RENTABILIDAD A COSTA DE LA GENTE

Salvador de Oña Compán, médico, Unidad de Tabaquismo Málaga, aecc

Un dato, pacientemente calculado, sobre la bajada en un 10% de la venta de labores de tabaco en nuestra provincia, entre el año 2005 y 2007, ha hecho caer uno de los bastiones de la resistencia nicotínica. Y vendrán más. La ley de medidas sanitarias frente al tabaquismo, la principal medida antitabaco, que vuelve a prohibir una vieja prohibición ya regulada en 1988, y las campañas en los medios masivos de comunicación, están logrando educar a nuestros hombres y mujeres para percatarse verdaderamente de que la adicción a la nicotina pone en peligro la salud de los que la consumen y amenazan también a los que no la consumen. Fumar en presencia de los demás es reconocido hoy como una conducta socialmente irresponsable, un código contradictorio. Todavía queda un largo proceso. El tabaquismo es una dependencia traidora que establece una relación de sumisión e intercambio perverso con su victima. Cada día se diagnostican en Málaga 2 casos nuevos de cáncer de pulmón y alrededor de 1200 casos de todo tipo de cáncer cuyo promoción se presume vinculado, directamente, con la exposición a los numerosos, y diversos, agentes tóxicos que aporta el tabaco. Y también es verdad que el mismo Estado que dicta esta norma restrictiva sobre el consumo de tabaco y nos previenen de sus riesgos, recauda miles de millones de euros en impuestos sobre los cigarrillos. Se ha calculado para Málaga un incremento en la venta en euros de un 3% entre los primeros nueve meses de 2006, año de la entrada en vigor de la ley antitabaco y el mismo periodo comparativo de 2007. La normativa antitabaco, siendo mejor que nada, es manifiestamente mejorable y necesitamos de los políticos, hombres y mujeres, que sus fuerzas estén al servicio de la vida, no de la muerte.
Publicado en Diario Sur 29 noviembre 2007